En 2025, se estima que la recaudación tributaria contribuirá en un 57% a los ingresos totales del sector público, consolidándose como el pilar fundamental del financiamiento gubernamental. Dentro de esta estructura, el Impuesto sobre la Renta (ISR) se posiciona como la principal fuente de ingresos fiscales, representando más de la mitad de la recaudación total. Su importancia radica en su carácter progresivo, gravando las ganancias de personas físicas y morales con el objetivo de distribuir de manera más equitativa la carga tributaria.
Por su parte, el Impuesto al Valor Agregado (IVA) ocupa el segundo lugar en generación de recursos, reflejando la relevancia del consumo como base impositiva. Este impuesto indirecto, al aplicarse sobre bienes y servicios, permite una captación eficiente de ingresos, aunque su impacto recae proporcionalmente más en los sectores de menores ingresos, lo que plantea retos en términos de equidad fiscal.
El predominio del ISR y el IVA dentro de la recaudación evidencia la importancia de contar con una administración tributaria eficiente que reduzca la evasión y elusión fiscal, fortalezca la fiscalización y fomente una cultura de cumplimiento voluntario. Asimismo, estas cifras reflejan la dependencia estructural del gasto público en los ingresos tributarios, lo que subraya la necesidad de continuar con estrategias de diversificación de ingresos, optimización del gasto y políticas de incentivos que fomenten la inversión y el crecimiento económico sostenible.